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Expuso a su hermana con tanto calor como pudo lo que opinaba sobre el asunto, y pronto tuvo el placer de notar los saludables efectos de sus palabras. El carácter de Juana no era desconfiado, y por eso fué ahora gradualmente conducida a la esperanza de que Bingley volvería a Netherfield y satisfaría todos los deseos de su corazón, aunque la duda alguna vez se sobrepusiese a esa esperanza.

Convinieron en que la señora de Bennet supiera sólo la marcha de la familia, para que no se alarmase por la conducta del caballero; pero aun esa información parcial la inquietó un poco, y le hizo lamentarse, como de suceso muy desgraciado, de que se marcharan esos señores precisamente cuando todos habían intimado tanto. Tras de dolerse de ello, tuvo no obstante el consuelo de pensar que Bingley volvería pronto de nuevo, dispuesto a comer en Longbourn, y la conclusión de todo fué declarar que, aun habiendo sido invitado a comer sólo en familia, ella cuidaría de tener ese día dos platos abundantes.

CAPITULO XXII

Los Bennet fueron invitados a comer con los Lucas, y durante la mayor parte del día la señorita de Lucas tuvo de nuevo la amabilidad de escuchar a Collins. Isabel aprovechó una oportunidad para darle las gracias por ello.