Página:Orgullo y prejuicio - Tomo I (1924).pdf/168

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
166
 

para anunciar su compromiso a la familia. Con abundantes cumplidos para ellas, y felicitándose por la perspectiva de unión entre ambas casas, reveló el asunto a una asamblea no sólo admirada, sino incrédula, porque la señora de Bennet, con más ardor que cortesía, afirmó que debía hallarse por completo equivocado, y Lydia, siempre indiscreta y a menudo incivil, exclamó con violencia:

―¡Señor Dios! ¿Cómo puede usted, sir Guillermo, contarnos esa historia? ¿No sabe usted que el señor Collins pretende casarse con Isabel?

Sólo la condescendencia de un cortesano podría sufrir sin ira semejante acometida; mas la buena educación de sir Guillermo le hizo pasar por todo, y aunque suplicando que se le permitiera garantizar la verdad de sus informaciones, escuchó todas esas impertinencias con la corrección más completa.

Isabel, creyendo que le competía librarle de tan embarazosa situación, comenzó a confirmar lo dicho por él, revelando su conocimiento previo por conducto de la misma Carlota; y trató de poner coto a las exclamaciones de su madre y hermanas felicitando con calor a sir Guillermo, en lo que pronto fué secundada por Juana, y haciendo resaltar de varios modos la felicidad que se podía esperar del suceso, dado el excelente carácter del señor Collins y la escasa distancia de Hunsford a Londres.

La señora de Bennet se hallaba en verdad demasiado sobrecogida para hablar mucho mientras sir Guillermo permaneció allí; mas no bien las dejó, sus sentimientos encontraron pronto desahogo. En