Página:Orgullo y prejuicio - Tomo I (1924).pdf/177

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
175
 

te opones a que te tenga por tal. No temas que incurra en exceso apropiándome tu privilegio de buena voluntad hacia todos. No tienes que temerlo; hay pocos a quienes yo ame de veras, y menos aún de quienes piense bien. Cuanto más conozco el mundo más me enoja, y todos los días confirmo mi creencia en la inconstancia de todos los caracteres humanos y en lo poco que se puede uno fiar de las apariencias de mérito o talento. Me he encontrado últimamente con dos casos que confirman esa creencia: uno no lo quiero mentar; otro es el casamiento de Carlota. Es increíble, increíble desde todos los puntos de vista.

—Querida Isabel, no des entrada a sentimientos como ésos. Impedirán tu felicidad. Tú no concedes nada a la diferencia de situación y carácter. Considera la respetabilidad de Collins y el carácter prudente y firme de Carlota. Recuerda que pertenece a una familia numerosa; que en cuanto a fortuna, ése es un casamiento muy apetecible, y disponte a creer por todo ello que Carlota puede. sentir cierto afecto y estima por nuestro primo.

—Por que me lo agradezcas, trataré de creer algo a lo sumo; mas nadie puede salir beneficiado con creerlo, porque si estuviera persuadida de que Carlota experimenta algún interés por él, pensaría peor de su entendimiento que ahora pienso de su corazón. Juana querida, Collins es un hombre infatuado, ceremonioso, loco y mentecato; tú lo sabes lo mismo que yo, y debes comprender, como yo también, que la mujer que se case con él no puede estar