Página:Orgullo y prejuicio - Tomo I (1924).pdf/187

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
185
 

que Isabel hacía del mismo, observó con minuciosidad a los dos. Sin suponerlos, por lo que alcanzó a ver, seriamente enamorados, sus recíprocas preferencias fueron bastante para alarmarla un poco; y así, resolvió hablar con Isabel sobre ese punto antes de abandonar el condado, haciéndole presente la imprudencia de alimentar esa inclinación.

A los ojos de la señora de Gardiner resultaba Wickham ya grato, aun sin tener en cuenta otros motivos. Con anterioridad a su matrimonio, diez o doce años antes del momento actual, había pasado ella bastante tiempo en el mismo punto del condado de Derby de donde era él natural. Poseían por tanto muchas relaciones comunes; y aunque Wickham permaneciera poco allí desde el fallecimiento del padre de Darcy, ocurrido hacía cinco años, érale posible darle cuenta de los primeros amigos que ella había podido procurarse.

La señora de Gardiner había visto Pemberley y conocido a la perfección el carácter del último lord Darcy. Eso era por consiguiente tema inagotable de conversación. Comparando sus recuerdos de Pemberley con la minuciosa descripción que Wickham hacía, y rindiendo tributo de elogios al carácter de su último poseedor, deleitaba a la par a él y a ella misma. Al ser sabedora del trato que el actual Darcy había dado a Wickham recordó ella algo de la fama que tenía el carácter de aquel caballero cuando era en absoluto un muchacho, y que podía ponerse de acuerdo con ese hecho, y por fin confesó recordar haber oído que de Fitzwilliam