Página:Orgullo y prejuicio - Tomo I (1924).pdf/232

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
230
 

y cerca son cosas relativas y dependen de muy variadas circunstancias. Si hay suficiente fortuna para no conceder importancia a los gastos de viaje, la distancia no es un mal. Pero ése no es aquí el caso. Los señores de Collins poseen suficientes ingresos, mas no tales que les permitan viajes frecuentes, y estoy segura de que mi amiga no diría que estaba cerca de su familia a menos de hallarse a la mitad de esta distancia.

Darcy acercó un poco a ella su asiento y dijo:

―Usted no puede tener derecho a tan fuerte afecto a su residencia. Usted no puede haber de estar siempre en Longbourn.

Isabel pareció sorprendida, y el caballero cambió de propósitos. Hizo retroceder su silla, tomó de la mesa un diario y, mirándolo por encima, preguntó con más frialdad:

―Le gusta a usted Kent?

Siguió a esto un corto diálogo sobre el tema de la campiña, conciso y moderado por ambas partes, y pronto puso fin al mismo la entrada de Carlota y de su hermana, que acababan de regresar de su paseo. Sorprendiólas el tête-à-tête. Darcy les refirió la equivocación que había ocasionado su introducción ante la señorita de Bennet, y después de permanecer sentado pocos minutos más, sin hablar gran cosa a nadie, se marchó.

―¿Qué puede significar eso? ―dijo Carlota en cuanto se fué―. Querida Isabel, debe de estar enamorado de ti, pues de otra suerte nunca nos habría visitado con esa familiaridad.