Página:Orgullo y prejuicio - Tomo I (1924).pdf/39

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
37
 

festándole su deseo de que le dijese qué dama había logrado inspirarle semejantes reflexiones.

—La señorita Isabel Bennet.

—¡La señorita Isabel Bennet! —repitió la de Bingley—. Estoy asombrada en absoluto. ¿Desde cuándo ha empezado a ser su favorita de usted?; y dígame, ¿puedo felicitarle?

—Esa es precisamente la pregunta que yo esperaba de usted. La imaginación de la mujer es muy viva; salta de la admiración al amor, del amor al matrimonio, todo en un momento. He conocido que usted deseaba darme la enhorabuena.

—Si lo toma usted en serio daré el asunto por completamente resuelto. Tendrá usted una suegra encantadora de veras, y, por de contado, estará siempre en Pemberley con usted.

El la escuchó con absoluta indiferencia mientras ella trató de divertirse así, y cuando la tranquilidad de él convenció a ella de que todo estaba a salvo, prodigó su ingenio tratando del tema durante largo tiempo.

CAPITULO VII

Casi toda la fortuna del señor Bennet consistía en un estado de dos mil libras anuales, que, desgraciadamente para sus hijas, estaba vinculado, a falta de herederos varones, a favor de un pariente lejano; y la de su madre, aunque considerable para su clase, con dificultad podía suplir la falta de la de aquél; su