Página:Orgullo y prejuicio - Tomo I (1924).pdf/96

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
94
 

asentimientos por la de sus primas transcurrió el tiempo hasta que entraron en Meryton. La atención de las más jóvenes no se dedicó desde entonces a él. Sus ojos anduvieron recorriendo las calles en busca de los oficiales, y nada, con excepción de algún sombrero de veras elegante o cierta muselina de completa novedad, logró atraerlas.

Pero la atención de todas las señoritas se fijó pronto en un joven a quien antes no habían visto, de muy gentil aspecto y que paseaba con un oficial al otro lado de la calle. El oficial era el propio señor Denny, cuyo regreso de Londres venía Lydia a averiguar, y que se inclinó saludándolas cuando pasaron. Todas quedaron sorprendidas del porte del forastero, todas pensaban con curiosidad en quién podría ser; y Catalina y Lydia, determinadas a averiguarlo si fuera posible, cruzaron la calle bajo pretexto de necesitar algo de la tienda de enfrente, y ganaron la acera cuando ambos caballeros, al volver, llegaban al mismo sitio. Denny se dirigió en derechura a ellas y suplicóles permiso para presentarlas a su amigo señor Wickham, llegado con él de la capital el día anterior, y del cual tenía el honor de decir que había aceptado un destino en su cuerpo. Eso era justamente lo único que faltaba, pues el joven sólo necesitaba pertenecer al regimiento para resultar por completo encantador. Su aspecto le era favorable en gran manera: poseía belleza, finos modales, buena figura y ameno trato. La presentación fué seguida por parte de él con una conversación en que manifestó la más completa soltura, pero acom-