modernos la ha tratado con un espíritu científico fué Buffon. Mas como sus opiniones tuvieron fluctuaciones grandes en diferentes períodos, y como no entra en las causas ó medios de transformarse las especies, no necesito yo detenerme aquí en detalles sobre lo que á él se refiere.
Lamarck fué el primero cuyas conclusiones en este punto excitaron mucho la atencion. Este naturalista, justamente célebre, publicó por primera vez sus opiniones en 1801; las amplió mucho en 1809 en su Philosophie Zoologique, y despues, en 1815, en la introduccion á su Hist. Nat. des animaux sans vertébres. Sostiene en estas obras la doctrina de que todas las especies, incluso el hombre, se derivan de otras especies. Hizo primero el eminente servicio de llamar la atencion hácia la probabilidad de que todo cambio en el mundo orgánico, lo mismo que en el inorgánico, fuera el resultado de una ley y no de una intervencion milagrosa. Lamarck parece haber sido llevado á su opinion sobre el cambio gradual de las especies, principalmente por la dificultad de distinguir especies de variedades, por la casi perfecta graduacion de formas en ciertos grupos y por la analogía de las producciones domésticas. Con respecto á los medios de modificacion atribuia él alguna parte tambien á la accion directa de las condiciones físicas de la vida, algo tambien al cruzamiento de formas ya existentes y mucho al uso y desuso, esto es, á los efectos del hábito. A esta última influencia parece atribuir todas las hermosas adaptaciones de la naturaleza; como el largo cuello de la girafa para tomar su alimento de las ramas de los árboles. Pero tambien creia en la ley del desarrollo progresivo: y como todas las formas de la vida tienden al progreso, para explicar la existencia en los dias presentes de producciones simples, mantiene que éstas son generadas espontáneamente [1].
- ↑ He tomado la fecha de la primera publicacion de Lamarck, de Isid.
ticar el alimento; y no fueron hechos para esto, sino que fué el resultado del accidente. Y de igual modo sucede con las otras partes en que parece existir una adaptacion para un fin determinado. Siempre y cuando, por lo tanto, todas las partes reunidas (es decir, las partes de un todo) están como si fueran hechas para algo, son conservadas por haber sido apropiadamente constituidas por una espontaneidad interna; y aquellas cosas que así no fueron constituidas perecieron y todavía perecen.» Aquí vemos ya sombreado el principio de la seleccion natural; pero sus observaciones sobre la formacion de los dientes muestran cuán poco comprendia Aristóteles este principio.