Página:Origen de las especies por medio de la selección natural.djvu/311

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IXSTINTO DE HACER CELDAS 295 modo ó do otro juzgar exactamente á qué distancia está de sus compañeras de trabajo cuando están varias haciendo sus esle- ras; pero está ya tan en disposicion do juzgar de la distancia, que siempre describe sus esferas de modo que se corten en un punto determinado, y luego une los puntos de interseccion por superlicies perfectamente planas. Por semejantes modificacio- nes de instintos que en sí no son muy maravillosos, apenas más maravillosos que los que guian á un pájaro en la cons- truccion de su nido, creo yo que la abeja de colmena ha adqui- rido por medio de la seleccion natural sus inimitables poderes arquitectónicos. Pero esta teoria puede ser ensayada por el experimento. Si- guiendo el ejemplo de Mr. Tegetmeier separó dos panales y puse entre ellos una larga y espesa tira rectangular de cera: las abejas empezaron instantáneamente á hacer hoyos circulares en ella; y conforme iban profundizando estos pequeños hoyos los iban ensanchando más y más hasta que estuvieron conver- tidos en cavidades de poco fondo que a la vista aparecieron perfectamente verdaderos ó partes de una esfera y próxima- mente del diámetro de una celda. Fue muy interesante de ob- servar que donde quiera que algunas abejas habian empezado á escavar estos depósitos casi juntas, habian empezado su obra á tal distancia unas de otras, que al tiempo que las cavidades habian adquirido el ancho dicho más arriba, esto es, el ancho de una celda ordinaria, y tenian do profundidad una sexta parto próximamente del diámetro de la esfera de que formabau parle, se cortaban ó embutian unos en otros los bordes de las cavidades. Tan pronto como ocurria ésto cesaban las abejas de escavar y empezaban a construir paredes de cera planas en las líneas de interseccion entre las cavidades, de modo que cada prisma exagonal estaba construido sobre el festoneado borde de una cavidad lisa en vez de estar sobre los bordes rectos de una pirámide de tres lados como en el caso de las celdas or- dinarias. Puse entonces dentro de la colmena, en lugar de un pedazo espeso y rectangular de cera, una lámina delgada y estrecha coloreada de bermellon. Las abejas empezaron instantánea- mente en ambos lados á escarbar perpueñas cavidades, cerca unas de otras, del mismo modo que antes; pero el canto de la cera era tan delgado, que los fondos de las cavidades si hubie-