296 ORIGEN DE LAS ESPECIES rin sido escarbados hasta la misma profundidad que en el pri- mer experimento, se hubieran roto la una cn la otra por los lit- dos opuestos. Las abejas, sin embargo, no permitieron que esto sucediera, y pararon sus escavaciones a tiempo; de modo que las cavidades tan pronto como estuvieron un poco profundiza- clas, llevaron i tener bases planas; y estas bases planas, for- por planchas clelgadas de la cera que quedaba sin roer, estaban situas, en cuanto la vista podia juzgar exactamente, en los planos de interseccion imaginaria entre las cavidades de os lados opuestos de la plancha de cera. En algunas partes, solamente porciones pequeñas; en otras partes, grandes por- ciones de una plancha romboide quedaron de este modo entre las cavidades opuestas, pero el trabajo, por el estado nada na- tural de las cosas, no habia sido primorosamente ejecutado. Las abejas necesitaron haber trabajado con la misma velocidad con muy poca diferencia al roer circularmente, y ahondar las cavidades en ambos lados de la plancha de cera bermellon, para haber conseguido dejar de este modo superficies planas entre las cavidades, deteniendo el trabajo en los planos de interseccion. Considerando cuán flexible es la cera delgada, no veo que haya ninguna dificultad en que las abejas que trabajan en los dos lados de una lámina decera, perciban cuando han roido la cera hasta que esté del grueso conveniente, y que paren en- tónces su trabajo. En los panales ordinarios, me ha parecido que las abejas no consiguen siempre trabajar exactamente con la misma velocidad por los dos lados opuestos, porque he ob- servado rombos á medio acabar en la base de una celda recien comenzadi, quo cran ligeramente cóncavos por un lado, en el que yo supongo que las abejas habian escavado demasiado de- prisa, y convexos en el lado opuesto, donde las abejas habian trabajadlo máis despacio. En un caso bien definido, volví á co- locar el panal en la colmena y examiné de nuevo la celda, en- contrando que la plancha rómbica habia sido completada y que era ya perfectamente plana: era imposible en absoluto la delgadez extrema de la planchilla que pudieran haber efec- tuado esto royendo el lado convexo, y sospecho que las abejas en casos tales, se colocan en los lados opuestos, y empujan y doblan la dúctil y caliente cera, lo que yo he probado que se hace con facilidad, hasta ponerla en el plano intermedio que corresponde y hacerla plana. por