á otra parte y á las condiciones de vida, y de un sér orgánico á otro sér? Vemos estas hermosas coadaptaciones de la manera más clara en el picamaderos y en el muérdago, y con poca ménos claridad en el parásito más humilde que se pega al pelo de un cuadrúpedo ó á las plumas de un pájaro; en la estructura del insecto que bucea en el agua; en la semilla plumada que la brisa más sutil transporta; en resúmen, vemos hermosas adaptaciones en todas y en cada una de las partes del mundo orgánico.
¿Pero cómo, se preguntará, sucede que las variedades que he llamado yo especies incipientes, llegan á convertirse por último en especies buenas y distintas, que en la mayor parte de los casos se diferencian unas de otras mucho más que las variedades de la misma especie? ¿Cómo nacen esos grupos de especies que constituyen lo que se llama géneros distintos y que se diferencian unos de otros más que las especies del mismo género? Todos estos resultados, como lo veremos más plenamente todavía en el capítulo próximo, son consecuencia de la lucha por la existencia. Debido á esta lucha las variaciones, por pequeñas que sean, y sea la que quiera la causa de que procedan, si son provechosas en algo á los indivíduos de una especie en sus relaciones infinitamente complejas con otros séres orgánicos y con sus condiciones físicas de vida, tenderán á la conservacion de dichos indivíduos, y serán generalmente heredadas por la descendencia. La descendencia tambien tendrá de este modo mayor probabilidad de sobrevivir, pues de los muchos indivíduos de una misma especie que nacen periódicamente, sólo un corto número puede sobrevivir. He llamado á este principio por el cual se conserva toda variacion pequeña, cuando es útil, seleccion natural para marcar su relacion con la facultad de seleccion del hombre. Pero la expresion usada á menudo por Mr. Herbert Spencer, de que sobreviven los más idóneos es más exacta, y algunas veces igualmente conveniente. Hemos visto que el hombre puede producir por la seleccion grandes resultados ciertamente, y que puede adaptar séres orgánicos á sus usos propios acumulando variaciones pequeñas, pero útiles, que le son dadas por la mano de la naturaleza. Pero la seleccion natural, como veremos más adelante, es un poder incesantemente pronto para obrar y tan inconmensurablemente superior a los débiles es-