la nariz al final de su cola." Toda la carne que no se vende fresca se seca, y vendida así. Se ven hombres y las mujeres en cuclillas en el suelo frente una pila de cabezas y cuellos de ovejas y cabras, secas con cuernos, y el pelo o lana todavía adheridas en parches y noté, no sin asco, que los pobres clientes se amontonan alrededor, y después de regatear por una de ellas, la compran por tal vez un centavo o dos, y se alejan, royéndolas, como un perro roe su hueso. Calabaza hervida o calabazas también se encuentran entre los alimentos de la dieta básica de estas pobres personas y el principal artículo de su dieta es una especie de avena o sopa hecha de maíz molido; y ellos se consideran enormemente afortunados si pueden agregar a esto una cabeza seca de cabra, cuellos de ovejas o la nariz o la cola de un novillo en Domingo. ¿Cómo pueden vivir y trabajar como lo hacen en una dieta tal sólo Dios sabe?
Como regla la gente de clase baja no es deshonesta, pero hay muchos ladronzuelos entre ellos. Para mostrar hasta qué punto van en la línea de robo voy a mencionar un solo hecho. En una ferretería en la plaza, noté varias piedras de afilar sujetas a la pared con cadenas, pasando a través del agujero en el centro, y candados; al consultar, aprendí que esto se hace para evitar que sean robadas y llevadas por hombres que ni siquiera saben usarlas, pero se las llevarían casi en lugar de cualquier otra cosa en que pudieran poner sus manos, porque eran más pesadas, y como suponen, por lo tanto más valiosas.
Los sacerdotes han dado mucha molestia a las autoridades, pero ahora parece que se han vuelto bastante más humildes. Este fue alguna vez uno de sus bastiones, y
