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DISCURSO DE ALTAMIRANO.

por las leyes de la civilización, es decir, la primera en el mundo. Señores, el motivo que hoy nos une en este banquete, es una de amistad hacia nuestro venerable invitado.

Este banquete no es al monarca extranjero, quien, dejando su trono durante unos días para viajar entre nosotros, es recibido con ovaciones oficiales; ni al conquistador afortunado, que vemos en nuestro banquete, levantando la copa a sus labios con una mano sangrienta, un banquete ofrecido por miedo; pero es el apóstol de dignidad humana y honor, el defensor de la dignidad de América, y uno de los más venerables patriarcas de la libertad, quien damos la bienvenida entre nosotros, y en honor a quien adornamos con flores nuestros hogares mexicanos, y le damos nuestra admiración y simpatía. ¡Véanlo! no ven una corona en su frente; pero esos venerables rizos, esos rizos blancos que muestran su edad—¡Qué edad! que nos muestra a todos que esos años han sido consagrados al servicio su país, consagrados para el bien de todos.

Olvido, al ver al Sr. Wm. H. Seward entre nosotros, al gran estadista de la época, el primer ministro de Estados Unidos. Yo veo y sólo deseo ver, en él, al amigo de la humanidad, el enemigo de la esclavitud, y el libertador de los infelices negros. ¡Esclavitud! ¡La mancha infame del viejo mundo, el legado que nos dejó el Siglo pasado, como deformidad hereditaria a la civilización moderna! Esa esclavitud que las repúblicas Griega y Romana no fueron lo suficientemente grandes como para borrar de sus códigos de leyes; que los bárbaros de la edad media tomaron con placer, como un auxiliar a su fuerza bruta; esa esclavitud que incluso el cristianismo fue incapaz de destruir; hubo un tiempo cuando todo el mundo parecía creer que la esclavitud era uno de los preceptos de derechos divinos. Que el mundo pagano permitiera y apoyara esta servidumbre, no fue extraño, pero que el mundo cristiano la tolerara fue atroz.

Pero llegó el momento de que esto deba cambiar. El de democracia de los Estados Unidos, que debería haber sido el grupo más fuerte en existencia, nació con la enfermedad hereditaria de la esclavitud. Los puritanos ingleses y el Cuáquero Wm Penn, trató de formar en este país Virgen, (América) una