Los defensores sobornados por Maximiliano—los registros del tesoro Imperial muestran que la suma de quince mil dólares fue enviada mensualmente a Nueva York "para la prensa"—han afirmado que esta proclamación infame fue emitida bajo la falsa impresión de que Juárez había huido del territorio de la República, y que Maximiliano fue engañado en este asunto por los franceses. Pero se verá que esta proclamación fue emitida el 3 de octubre de 1865, y Maximiliano se entregó o fue capturado por las fuerzas victoriosas de la República, el 17 de mayo de 1867,—casi dos años más tarde. Durante todo este tiempo la carnicería de prisioneros de guerra bajo este Decreto siguió, sin ni siquiera una protesta en contra por Maximiliano y el Decreto mismo nunca modificado, ni la acción bajo él se suspendió ni por un momento. Seguramente, cuando se encontraba sitiado en Querétaro, con el ejército republicano rodeándole en todos los puntos, él no podría haber tenido la impresión de que la guerra había disminuido hasta un mero conflicto de guerrilla; y todavía la carnicería de presos bajo este Decreto continuó. Sólo dos o tres días antes de la captura de Maximiliano en Querétaro, un joven llamado Mercado, hijo de una de las mejores familias de México, fue capturado por las fuerzas imperiales y lo asesinó dentro de las veinticuatro horas, según lo prescrito por el Decreto.
Una vez más, se afirma que el Decreto sólo pretendía mantenerse en terrorem sobre las cabezas de los republicanos y nunca fue la intención ponerlo en vigor. La falsedad de esta declaración es evidente por el Decreto mismo, que en términos expresos prohíbe la recepción de cualquier petición de perdón por parte del oficial y lo instruye a informar de la captura de prisioneros después de haber sido ejecutados y no antes.