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CÓMO EL TÍO FREDDY FRACASÓ.

país, y entonces la casa y todo en la casa era suyo. Si se decidiera a pasar la de resto sus días en un país tan pobre como México, y una ciudad tan pobre como Acapulco, él se sentiría muy feliz, de tenerlo como huésped por el resto de su vida.

El tío Freddy echó un vistazo al lugar, le gustó mucho la forma como todo estaba arreglado y procedió a cenar suntuosamente. Cuando el Señor Mancillas, en su última llamada, le recordó que el cañón del vapor había sido disparado, y que era hora de ir al barco, estiró sus piernas cómodamente en la fresca terraza, y le informó que él había decidido a aceptar la hospitalaria invitación que se le había extendido, de hacer su casa, y se considera el invitado del General Alvarez y la República Mexicana, para el resto de sus días. Mancillas argumentó y expuso en vano; el Tío Freddy había tocado una cosa demasiado buena, y estaba decidido a disfrutarla.

Por último, en un arranque de desesperación, Mancillas envió un grupo a invitar a la vieja sombra del padre de su país fuera de la puerta, y luego le tomaron, y de prisa le llevaron al barco y al vapor por fuerza.

Cuando el General Alvarez supo de la "indignación" estaba muy apasionado, y sólo pudo ser calmado al oír toda la historia, y entender que el secuestro había sido hecho por orden del Señor Mancillas, con el fin de aliviarlo—al General—de la presencia del lunático, a quien él sin pensarlo había presentado a la casa, y quien se proponía tomar la palabra del General, y quedarse allí para toda la vida.

El Tío Freddy fue llevado lejos de las costas de México dolorosamente contra su voluntad, y fue visto por última vez, en