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Cuentos y narraciones

medio de las oraciones que tu dijeses se marchasen las malas ideas que pudo tener.

—Será lo que queráis, señor, pero yo no puedo seguir rezando.

—¡Roza, reza! exclamó el sotnik con tono que no admitía réplica. Ya no te queda más que una noche. Con ello harás una obra de caridad y obtendrás una buena recompensa.

—¡Sca la que quiera la recompensa! ¡No rezarć más, aunque así lo queráis! exclamó Tomás con energia.

—Escucha filósofo, le replicó el sotnik, con tono duro y amenazador. Tus salidas de tono no me gustan. ¡Allá en el Seminario podrás permitirtelas pero en mi casa, no! Yo también se dar azotes á la gente pero no como el Rector. ¿Sabes lo que es un buen látigo de enero?

—¿Cómo no? respondió el filósofo bajando la voz. Todo el mundo sabe lo que es un látigo de cuero. Cuando loslatigazos son muchos no pueden soportarse.

—¡Eso es! Pero lo que seguramente no sabes es la maña que se dan mis criados para manejarlos, añadió el sotnik poniéndose en pie y dando á su fisonomía la expresión de arrogancia y crueldad propias de lo indómito de su carácter agobiado por el dolor que lo embargaba. En mi casa, se pega primero, después se rocían las espaldas con aguardiente y luego se vuelve á pegar. ¡Anda, anda, y concluye lo que tienes que hacer! ¡Si no me obedeces no volverás á andar en dos pies; si concinyes tu tarea te daré mail escudos!

—¡Caracoles! pensó el filósofo al salir; no es poco listo el hombre; con él no se puede jugar. ¡Espera, espera, amigo, que de tal modo voy á tomar el por tante que ni tú, ni tus criados, ni tus perros podréis dar conmigo!

Tomás resolvió huir. Espero que llegase la hora