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Julián Juderías

siguiente á la del almuerzo, durante la cual la servidumbre se agrupaba en las puertas de las granjas y abría la boca dejando escapar tan grandes ronquidos y silbidos tan penetrantes que el patio se parecía al de una fábrica durante el trabajo.

El tan deseado instante llegó por fin. El mismo Yabtuj parpadeaba tendido al sol... Asustado y tembloroso se dirigió muy quedo hacia el jardín señorial, desde donde le pareció que sería obra facil y cómoda el salir al campo sin que nadie lo vicse, tan abandonados se hallaban aquellos lugares y tan á propósito eran para cualquier empresa misteriosa. Excepto una vereda por la que pasaban los criados, todo lo demás estaba cubierto por..las ramas de frondosos cerezos silvestres y de una infinidad de plantas que crecían libremente, ofreciendo á los atrevidos, nudos y ramas á propósito para trepar y escaparse. La hiedra cubría como una red la pintoresca colección de diversos árboles y de matorrales salvajes, formando á modo de techo del que pendían gruesas campanillas y enroscados tallos. Detrás de la valla que servía de límite al jardín, sc dilataba un verdadero bosque de matajos por nadie curioseado y donde una hoz se hubiera hecho polvo al herir con su filo los leñosos troncos de aquellas plantas silvestres.

Cuando el estudiante quiso transponer la valla le castañeaban los dientes y el corazón le latía con tal fuerza que él mismo se asustó. Los faldones do su levitón se agarraban alsuelo como si alguien los clavase en el mismo y una vez que puso la vnlla le pareció oir un murmullo extraño parecido al de una voz que murmurase: ¿Adónde vas?

¿Adónde vas?

El filósofo se hundió en aquel mar de plantas salvajes y echó á correr, tropezando constantemente con las añosas raíces y dando con las cañas de los pies en las ramas que arrastraban por el