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Acto continuo dió la voz de já caballo! y scompañado del viajero tomó la cabeza de la taciturna tropa, que poco después de media noche llegaba al monasterio, penetrando cautelosamente por el portón del campo, abierto á espaldas del edificiot Loa claustros estaban silenciosos y las celdas desiertas.

Cerrado el portón, lós escuadrones echaron pie á tierra en el gran patio, prohibiendo el coronel que se encendiesen fuegos ni se hablase en voz alta. "Hacían recordar, dice el viajero inglés yn citado, á la hueste griega que entrañara el caballo de madera tan fatal á Troya".

San Martín, provisto de un anteojo de noche, subió á la torre de la iglesia, y se cercioró de qué el enemigo estaba allí, por las señales que hacía por medio de fanales. En seguida reconoció personalmente el terreuo circunvecino, y tomando en cuenta las noticias suministradas por Escalada, formó inmediatamente su plan.

X Al frente del monasterio, por la parte que mira al río, se extiende una alta planície horizontal, adecuada para las maniobras de la caballería. En tre el atrio y el borde de la barranca acantilada, á cuyo pie se extiende la playa, media una dis tancia de poco más de 400 varas, lo suficiente para dar una carga á fondo. Dos sendas sinuose una sola de las cuales era practicable para infantería formada establecían la comunicación, como dos escaleras, entre la playa baja y la plenicie superior.

Con estos conocimientos, recogidos á la luz