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<—:292 lobke combinación de las formas materiales é inmateriales del espacio y del tiempo. Así ha obserrado Sismondi con mucha propiedad que "la poesía es una feliz combinación do dos de las más bellas artes: música por los sonidos y pintura por las imágenes". Esto se comprueba con la observación hecha por todos los críticos, de que los más grandes poetas son precisamente aquellos cuyas ideas poéticas son susceptibles de representarse por medio de la pintura, como se ve leyendo con atención las obras del Dante ó de Milton; habiendo el primero inspirado á Miguel Angel los famosos frescos, cuyos dibujos ornados por la mano del Giotto, habrá podido ver en la biblioteca del Vaticano; y habiendo sido propuesto el segundo como modelo á los pintores por uno de los grandes prosadores de nuestra época, por Guizot. D'Apére, un espíritu no menos serio, ni menos profundo, ha dicho á este respecto: "La grande escultura griega, tal como se muestra en la Niobe de Florencia o en las estatuas del Partenón, es la poesía homérica traducida en mármol. El Dante dibuja sus figuras á la manera enérgica, atrevida y grandiosa de Miguel Angel; y el fresco del Juicio final es un canto del Dante".

No puede negarse que la línca, el colorido y la palabra, tienen sus límites, y que á la pintura y á la escultura les está vedado lo que es permitido á la poesía, pero esto no destruye la regla general le que, para excitar la admiración, la pintura neecsita ser poética, así como la poesía necesita ser pintoresca. La razón de esto es muy clara: la idea que escapa á la pintura, es decir, la idea que no es pintoresca, que no puede traducirse por una imagen, ó que no tiene cierto moviuiento dramático, se presenta confusamente á la imaginación. En