Página:Pensamientos (Rousseau) - Tomo II.djvu/122

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hubiera principiado el hombre por ser adulto.

Supongamos que un niño al nacer tuviese la estatura y la fuerza de un hombre hecho; que saliese, por decirlo asi, del seno de su madre, como Palas del celebro de Jupiter; este hombre niño seria un perfecto imbécil, un autómata, una estatua inmóvil y casi insensible. Nada veria, nada entenderia, no conoceria á nadie, no sabria ni aun volver los ojos ácia lo que necesitase ver. No solamente no distinguiria fuera de él ningun objeto, sino que tampoco referiria ninguno al órgano del sentido que se lo hiciese distinguir: los colores no estarian en sus ojos, ni los sonidos en sus oidos; los cuerpos que tocase no estarian sobre el suyo, ni aun él mismo sabria que tiene uno: el contacto de sus manos estaria en su celebro; todas sus sensaciones se reunirian en un solo punto; no existiria sino en el sensorio comun; no tendría mas que una sola idea, la del yo, á la que referiria todas sus sensaciones; y esta idea, ó mas bien este sentimiento, seria la única cosa que poseyese mas que un niño ordinario.

La suerte del hombre es padecer en todo tiempo: hasta el mismo cuidado de su con-