Página:Pensamientos (Rousseau) - Tomo II.djvu/158

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una señora conocida suya, le interrumpió lleno de cólera: ¿No cesarás, le dijo, de murmurar de una muger de bien? — Del mismo principio provenia tambien que en su comedia jamas representaban los papeles amorosos ó de novias sino las esclavas ó mugeres públicas: tenian tal idea de la modestia del sexo, que hubieran creido faltar á los respetos que le debian, en poner á una jóven honesta, aunque solamente en representacion, sobre la escena.

Lo contrario sucede entre nosotros: la muger mas estimada es la que mete mas ruido y de quien se habla mas, la que mas se le vé en el mundo, aquella en cuya casa se come con mas frecuencia, la que levanta la voz mas imperiosamente, la que juzga, habla, decide, pronuncia, señala á los talentos, a los méritos, á las virtudes los grados y lugares que ocupan; aquella, en fin, de la que miserables pretendidos sabios mendigan mas bajamente su favor. Si esto es malo, aun es peor sobre la escena, porque en realidad las mugeres en el mundo nada saben, aunque juzgan de todo; pero en el teatro sabias por el saber de los hombres, y filósofas (gracias á nuestros autores), superan