interes? ¡Solicitar á un juez! No es necesario ser Misantropo, basta ser hombre de bien para no hacerlo. En todo lo que haria al Misantropo tan ridículo, no haria mas que el deber de un hombre honrado; y desde luego desempeñaría mal su carácter si su amigo supusiese que podia faltar á él.
Si el autor hábil deja obrar alguna vez á este carácter en toda su fuerza, es solamente cuando esta fuerza hace la escena mas teatral, y produce un cómico de contraste ó de situacion mas sensible. Tal es, por ejemplo, el humor taciturno y silencioso de Alceste, y en seguida la censura intrépida y vivamente apostrofada de la conversacion en casa de la coqueta.
- Allons, ferme, poussez mes bons amis de cour.
Es decir:
- ¡Vamos! ¡firme! esforzaos, mis buenos amigos cortesanos.
Aquí ha marcado el autor fuertemente la distincion del maldiciente y del Misantropo. Este, en medio de su humor acre y mordaz, abjura la calumnia y detesta la sátira: los vicios públicos, los malos en general, son los que ataca; la baja y secreta maledicencia es