indigna de él; la desprecia y aborrece en los otros; y cuando habla mal de alguno, principia por decirselo á él mismo en su cara. Asi durante toda la pieza, en ninguna parte hace mas efecto que en esta escena, porque en ella es lo que debe ser, y porque si hace reir al patio, las gentes moderadas no se avergüenzan de haber reido.
Pero en general no puede negarse que si el Misantropo fuera mas Misantropo, seria mucho menos agradable, porque su franqueza y su firmeza no admitiendo nunca rodeos, jamas le dejarian en el embarazo. No es por consideracion por lo que el autor suaviza alguna vez su carácter; es, por el contrario, para hacerle mas ridículo.
Otra razon le obliga aun á ello, y es que el Misantropo de teatro, teniendo que hablar de lo que vé, debe vivir en el mundo, y por consecuencia templar su rectitud y sus modales por algunos de esos respetos de mentira y de falsedad, que forman la política ó cortesía que el mundo exige de cualquiera que quiere que se le aguante en él. Si se mostrase de otro modo, no harian efecto sus discursos. El interes del autor es hacerle ridículo, pero no loco, y esto es lo que pa-