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PLAGIADO
pués me pidió con voz entrecortada que le dejara ir á acostarse.
—Todo te lo diré mañana, tan cierto como que todos hemos de morir.
Tan débil estaba que no pude menos que consentir.
Le dejé sin embargo encerrado bajo llave en su cuarto, me guardé la llave en el bolsillo, y regresando á la cocina hice un fuego como en muchos años no había brillado allí, y envolviéndome en la manta me tendí sobre los cofres y me quedé dormido.