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XLVIII

la oligárquia no duró mucho; porque el pueblo acalorado con las escenas contínuas de barbarie, tomó las armas en su propia defensa, y ayudado por Pausanias, Rey de Esparta, arrojó los tiranos, y se restableció la forma antigua del gobierno.

Tomó entónces nuevas fuerzas la conspiracion tramada contra Sócrates por los sacerdotes, los sofistas, los poetas y los oradores, y reunidos baxo la direccion de Melito de Anyto, y de Lycon, juraron su pérdida, pretextando ser un efecto de las doctrinas de Sócrates las maniobras tiránicas de Cricias contra la República, y los rasgos de libertinage de Alcibiades, quando pocos años ántes habia desfigurado en compañía de otros amigos las estatuas de Mercurio, y representado de un modo ridículo los misterios de Eleusis. Esparcidos entre la multitud estos falsos rumores tan opuestos al carácter de Sócrates, y por medio de este artificio preparado el pueblo á recibir todas las calumnias que podrian inventarse con él en lo sucesivo; Melito, segun la costumbre practicada en Atenas, puso su acusacion