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como una madre defenderia al hijo que estrecha en su pecho palpitante.

La reacción en que confiamos, esa hija de las desgracias de que ofrece la América triste espectáculo, será, como todas las obras de verdadera civilizacion, penosa y lenta: no tendrá esa gloria estrepitosa que suenan las trompetas del conquistador y del guerrero, y requiere, por lo mismo, hombres de alta inteligencia, sólidas creéncias y virtuosa abnegación.

Berro, no dió solo un lamento, se asoció á un programa — Moralización de la familia, cuyos vínculos desata sacrilegamente la guerra civil, — Enseñanza popular, — Asociación de todos, para hacer lo que á todos conviene, — y puso mano á la obra con sano corazón é indispensable talento.

La muerte que nos lo arrebató en flor, le dejó vivir muy cortos dias y profanaríamos su memoria, con una torpe adulacion, si le atribuyéramos á sus tareas un desarrollo que no pudieron alcanzar. — Pero ese que señalamos es el pensamiento que anima todas sus obras, á el pertenece el fondo de las poesías que examinamos; y si esto es cierto, como positivamente lo és, Berro merece uno de los primeros rangos entre los poetas americanos, porque es de los que mejor han comprendido la misión eminentemente social que la poesia debe desempeñar entre nosotros.