Página:Políticas de modernización universitaria y cambio institucional.djvu/98

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Esta situación esquizás la que marca no ‘solo la distancia entre los países de centro yde la periferia, sino también las limitaciones del propio concepto. En nuestro caso, las universidades argentinas y en general las latinoamericanas como instituciones estatales no han estado al margen de los abatares de la inestabilidad institucional, ni tampoco de la in■uencia de los movimientos políticos a lo largo de su historia, muy por el contrario han estado permanente- mente atravesadas por las contingencias socio-políticas nacionales. Por esta razón, una lectura ortodoxamente bourdiana no posibilita dar cuenta acabada- mente de esta otra dimensión de análisis. Son esta serie de limitaciones las que habilitan una utilización de la noción de campo en un sentido bastante amplio y no necesariamente ■el al conjunto de notas con que aquí lo caractenzamos. Así, preferimos hablar indistintamente de campo académico o campo cientí■co° para enfatizar el carácter segmentado de la vida universitaria y la lógica de disputa que pennanentemente atraviesan las instituciones de educación superior. Como veremos en la segunda sección, la convivencia de distintos tipos de estrategias y de recursos (capitales) con que se mueven los actores, hacen difícil ajustarse a una definición particular de campo. Por otro lado, los largos períodos de intervención y la siempre conflictiva relacióncon el Estado aún en los momentos democráticos, han dejado huellas profundas en el campo académico, que se mani■estan de una diversidad de prácticas y lógicas de funcionamiento (modalizándose de manera específica según disciplinas e instituciones) pero en las que es posible reconocer cierta matriz común en ténninosde signi■cación. Contodas las limitaciones que luego enunciaremos, el concepto de cultura, y en especial el de cultura política y cultura institucional nos parece que penniten dar cuenta de estas continuidades. Como bien señala Norbert Lechner(1987), a propósito de los estudios sobre cultura política latinoamericana, las críticas principales apuntan a que es “una categoría residual que abarca de modo arbitrario, según conveniencias del caso, una multiplicidad de aspectos dispares. El empleo demasiado extensivo y poco riguroso del término reduce su valor infonnativo”. A su vez, al ser una temática abordada _tanto desde las corrientes marxistas como desde el funcionalismo, se ha tendidoa amalgamar, sin una clara y necesaria distinción teórica, cuestiones como las ideologías de clase, las orientaciones de valores 99 de cada campo.