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una dulzura angelical; que jamás le había dirigido una palabra dura; que las seis primeras semanas de su estancia allí habíalas pasado llorando sin cesar; pero que, de algún tiempo a esta parte, parecía sobrellevar su desgracia con más paciencia, y que se ocupaba en coser desde la mañana a la noche, sin más descanso que las horas que dedicaba a la lectura. Le pregunté también si la habían tratado con consideración. Me aseguró que, por lo menos, lo necesario no le había faltado nunca.

Nos acercamos a su puerta. Mi corazón latía con violencia. Yo dije al señor T: "Entrad solo y anunciadle mi visita, pues temo que se afecte demasiado si me ve de repente." La puerta se abrió.

Yo me quedé en la galería. Desde allí of, sin embargo, lo que hablaban. Dijole el señor T que iba a llevarle algún consuelo; que era amigo mío y que se interesaba mucho en nuestra felicidad.

Ella le preguntó con gran afán si le sabría decir lo que había sido de mí. Prometió el conducirme a su lado, tan tierno, tan fiel como ella pudiera desear. "¿Cuándo?"—repuso viva—. "Hoy mismo dijo él; tan dichoso momento no tardará en llegar; si lo deseáis, entrará ahora mismo." Manon comprendió que yo estaba en la puerta. Yo entré cuando la vi acercarse precipitadamente. Nos abrazamos con la efusión de cariño que una ausencia de tres meses hace tan gustosa a los verdaderos amantes. Nuestros suspiros, nuestras exclamaciones entrecortadas, mil palabras de amor MANON & iginal by