nos dura que otros de su clase. Había presenciado nuestra entrevista, y un espectáculo tan sentimental hubo de conmoverlo. Un luis de oro que le regalé acabó de conquistarle. Me llamó aparte mientras bajábamos a los patios. "Señor—me dijo—, si queréis tomarme a vuestro servicio o darme una buena recompensa para indemnizarme de la pérdida del empleo que ocupo, creo que me sería fácil sacar de aquí a la señorita Manon." :
Agucé el ofdo ante aquella propuesta, y aunque carecía de todo, le prometí mucho más de lo que deseaba. Pensaba que siempre podría recompensar a un hombre de aquella clase. "Ten la seguridad, amigo mío, que haré todo lo que pueda por ti, y que tu fortuna es tan segura como la mía." Quise enterarme de los medios que pensaba emplear. "Nada más respondió—que abrir por la noche la puerta de su cuarto y guiarla hasta la de la calle, donde debéis hallaros para recibirla." Preguntéle si no era de temer que la reconociesen al cruzar las galerías y los patios. Confesó que, naturalmente, había algún peligro; pero que era cosa de arriesgar algo.
Aun cuando yo estaba encantado de verle tan decidido, llamé al señor T para comunicarle aquel proyecto y la sola razón que le hacía du— doso. No encontró otra dificultad que la por mí prevista. Convino en que lo más seguro era que pudiera escapar de aquel modo. "Pero si la conocen continuó; si la detienen al huir, es posible que se viera perdida para siempre. Además, vos Titty
