Página:Prevost - Manon Lescaut (1919).pdf/123

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
121
 

tal modo, que estaba medio desvanecida. Además, yo no podía pensar sino en el asesinato de Lescaut, y aún no me veía ibre del temor de la ronda. ¿Qué partido tomar? Afortunadamente me acordé de la posada de Chaillot, donde pasé algunos días con Manon cuando fuimos a este pueblo a buscar casa. Esperaba, no sólo estar seguro allí, sino poder vivir algún tiempo sin la precisión inmediata de pagar.

—Llévanos a Chaillot—le dije al cochero.

Se negó a ir tan tarde, a menos que le pagase una pistola: otra dificultad. Finalmente, convinimos en que cobraría seis francos: era todo mi capital.

Por el camino consolé a Manon; pero en el fondo yo también estaba desesperado. Me habría matado mil veces, si no hubiera tenido entre mis brazos el único bien que me sujetaba a la vida. Este sólo pensamiento me sostenía. "A lo menos, la tengo—decíame; me ama; es mía: diga lo que quiera Tibergo, esto no es una ilusión de felicidad.

Vería hundirse el mundo entero sin importarme:

¿por qué? Porque no tengo otro afecto." Este sentimiento era una realidad. Y, sin embargo, en el punto en que menos caso hacía de los bienes terrenos, comprendía que necesitaba siquiera una pequeña parte de ellos para poder despreciar más soberanamente el rosto. El amor es más fuerte que la abundancia, más fuerte que los tesoros y las riquezas; pero necesita su ayuda, y no hay nada más desesperante para un más desesperante para un