Página:Prevost - Manon Lescaut (1919).pdf/130

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
128
 

cicio de mi libertad, por la que mi amigo me aseguró que no tenía que temer. Sin embargo, de repente se me ocurrió que sus seguridades sólo se referían a lo de San Lázaro, y que yo, además de esto, tenía sobre mí el asunto del hospital, sin contar la muerte de Lescaut, en la cual estaba mezclado, a lo menos como testigo. Este recuerdo me asustó tanto, que me retiré a la primera avenida, desde donde mandé llamar un coche. Fuf derecho a casa del señor T, a quien causaron risa mis temores. También a mí me parecieron risibles cuando por él supe que no tenía nada que temer ni del hospital, ni del asunto Lescaut. Me dijo que, en la suposición de que sospecharan que él había tomado parte en el rapto de Manon, fué por la mañana al hospital y preguntó por ella, fingiendo ignorar lo ocurrido; que ban tan lejos de acusarnos, por lo menos a él, que se habían apresurado a contarle la aventura como una noticia sensacional, admirándose de que una muchacha tan bonita como Manon se hubiese decidido a escaparse con un criado; que él se había limitado a responder que no le chocaba, pues por la libertad se hacía todo.

Siguió diciéndome que desde allí fué a casa de Lescaut, en la esperanza de encontrarme con mi encantadora amante; que el dueño de la casa que era constructor de coches—le había asegurado que no nos había visto a ella ni a mf; pero que no le chocaba que no hubiéramos parecido por su casa si buscábamos a Lescaut, porque habríamos sabiSy watty