Página:Prevost - Manon Lescaut (1919).pdf/132

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
130
 

timo. Fué una galantería tan discretamente realizada, que me pareció que podía aceptarla sin rubor. Tomamos juntos el camino de Chaillot, adonde llegué con mucha menos inquietud de la que tenía al salir.

Mi presencia y las amabilidades del señor T disiparon la tristeza que aún oprimía a Manon.

"Olvidemos los terrores pasados, alma mía—le dije al llegar, y emprendamos una nueva vida, más felices que nunca. Después de todo, el amor es un buen maestro; la fortuna no nos causaría tantos trabajos como placeres nos proporciona él." La cena fué verdaderamente alegre.

Estaba yo más orgulloso con Manon y mis cien pistolas, que el más rico hacendado de París con todos sus tesoros. La riqueza hay que apreciarla por los medios que proporciona para satisfacer los deseos, y yo no tenía uno solo sin cumplir. El porvenir mismo me preocupaba poco. Estaba casi seguro de que mi padre no se opondría a darme con qué vivir decentemente en París, porque como ya cumpliera los veinte años, tenía derecho a exigir mi parte de la fortuna de mi madre. No oculté a Manon que todo mi fondo de reserva eran cien pistolas. Era suficiente para esperar mejor fortuna, que no dudaba tener, bien por los derechos naturales, bien por el recurso del juego.

Durante las primeras semanas sólo pensé en disfrutar de mi situación, y un punto de honor, mezclado con un resto de recelo por la Policía, me hizo aplazar de un día a otro el reanudar mis reSo by