medios que podían abrirme un camino a la esperanza.
Tratar de arrancarla violentamente de las ma nos de G M era un partido desesperado, que sólo serviría para perderme, y no tenía la menor probabilidad de éxito. Pero me parecía que si pudiese procurarme una entrevista con ella, siquiera fuese breve, ganaría a buen seguro en algo su corazón. ¡Conocía tan bien las cuerdas sensibles!
¡Estaba tan seguro de que me amaba! Aquella misma extravagancia de enviarme una muchacha bonita para consolarme, hubiera apostado cualquier cosa a que era invención suya, y que era el efecto de su compasión por mis penas.
Decidí valerme de toda mi industria para verla.
Entre una porción de trazas que se me ocurrieron, me aferré a la siguiente: T había comenzado a servirme con demasiadas muestras de afecto para que pudiese abrigar la menor duda sobre su sinceridad. Me propuse ir a su casa inmediatamente y obligarle a que llamara a G M, con pretexto de hablarle de un asunto importante. Sólo necesitaba media hora para hablar a Manon. Mi intención era llegar hasta su mismo cuarto, y suponía que la cosa no sería difícil en ausencia de G M.
Aquella decisión me tranquilizó; pagué con liberalidad a la muchacha, que aún estaba conmigo, y para quitarle las ganas de volver a casa de los que la enviaron, me quedé con sus señas, haciéndole creer que iría a pasar la noche con ella. Moniginally W ...
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