biese salido por la puerta grande, yo sabía que las recaídas en este asunto eran de consecuencias muy peligrosas. Hubiera querido expresarle mis temores, pero temía causarle demasiada pena. Temblaba por ella, sin atreverme a advertirla del peligro, y la abrazaba suspirando, para asegurarle por lo menos mi amor, que era casi el único sentimiento que me atrevía a expresar. "Manon—le dije—, habla con sinceridad: ¿me amarás siempre?" Ella me respondió que le hacía muy desgraciada pensar que yo lo dudase. "Bueno—repuse, no lo dudo, y con esta seguridad afrontaré a todos nuestros enemigos. Utilizaré a mi familia para salir del Châtelet, y toda mi sangre será inútil si no te saco a ti en el momento en que yo esté libre." Llegamos a la cárcel; a cada uno nos pusieron en un sitio aparte. Este golpe fué menos rudo para mí, pues ya lo había previsto. Recomendé a Manon al conserje, haciéndole saber que era hombre de alguna posición y ofreciéndole una recompensa considerable. Abracé a mi dueño adorado antes de separarnos; la exhorté a que no se afligiera demasiado y a que no temiera a nada mientras yo estuviese en el mundo. Tenía algún dinero; le di parte de él, y con lo que me quedaba pagué al conserje un mes adelantado de pensión de primera por ella y por mí. Mi dinero produjo buen efecto. Me dieron una habitación amueblada con limpieza y me aseguraron que Manon tenía otra parecida.
En seguida me ocupé en los medios de activar Toitty
