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le dije, tenéis, pues, compasión de mis penas!

Todo el mundo me abandona; mi mismo padre e3, indudablemente, uno de mis más crueles persegudores; nadie se compadece de mí. ¡Vos solo, en la mansión de la crueldad y la barbarie, demostráis compasión hacia el más desdichado de todos los hombres!" Aconsejóme que no saliera a la calle sin haberme repuesto un poco de la turbación en que estaba. "Dejadme, dejadme—respondí saliendo—; me veréis antes de lo que pensáis. Preparad el más obscuro de vuestros calabozos, pues voy a trabajar para merecerlo." En efecto, mi primer impulso era nada menos que deshacerme de los dos G M y del jefe de Policía e irrumpir en seguida a mano armada en el hospital con todos aquellos que pudiera interesar en mi favor. Mi mismo padre apenas si había sido respetado por una venganza que tan justa me parecía, pues el conserje no me ocultó que él y G M eran los causantes de mi perdición.

Pero apenas di unos cuantos pasos por la catle y el aire refrescó mi sangre, mi furor fué poco a poco dejando paso a sentimientos más razonables.

La muerte de nuestros enemigos habría sido de muy poca utilidad a Manon, y me hubiera expuezto, sin duda alguna, a que me quitaran todos los medios de socorrerla. Además, iba a recurrir a un cobarde asesinato? ¿Qué otro camino seguir para vengarme? Concentré todas mis fuerzas y todo mi ingenio para trabajar primero en la liberTatty 1 1