Página:Prevost - Manon Lescaut (1919).pdf/216

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
214
 

que me habrían hecho morir de vergüenza si tuvieran otra causa. Le supliqué por todos aquellos motivos que deben impresionar seguramente a un corazón que no sea el de un tigre feroz y cruel.

Aquel bárbaro no respondió a mis quejas sino dos cosas, que repitió cien veces. Manon, me dijo, dependía de él, y él había dado su palabra a su sobrino. Yo estaba decidido a contenerme hasta el último extremo; me contenté con decirle que le creía demasiado amigo mío para desear mi muerte, que yo preferiría a sufrir la pérdida de mi amante.

Salí convencido de que no podía esperar nada de aquel viejo testarudo, que se habría condenado mil veces por su sobrino. Sin embargo, perseveré en mi propósito de conservar hasta el fin un aire de moderación, resuelto, si llegaban a un exceso de injusticia, a dar a América un espectáculo de lo más sangriento y horrible que el amor haya podido producir.

Volvía a mi casa meditando este proyecto, cuando la suerte, que quería acelerar mi ruina, hizo que me topase con Synnelet. Leyó en mis ojos una parte de mis pensamientos. Ya he dicho que era valiente; se acercó a mí. "No me buscáis?

me dijo. Comprendo que mis intenciones os ofenden, y he previsto que tendría que romperme la cabeza con vos; vamos a ver quién tiene más suerte." Le respondí que tenía razón, y que sólo con mi muerte acabarían nuestras diferencias.

Nos alejamos de la ciudad unos cien pasos. Crubalty