una ternura tan. justa para una persona tan encantadora.
Manon era una criatura de un carácter extraordinario. Jamás muchacha alguna había tenido menos apego al dinero que ella; pero no podía vivir tranquila un momento con el temor de carecer de él.
Necesitaba placeres y distracciones. No hubiera querido tener un cuarto si pudiera divertirse sin que costase dinero; no se le ocurría preguntar el estado de nuestra fortuna con tal de pasar agradablemente el día; así es que, como no mostraba gran afición al juego, ni le deslumbraba el fausto de los grandes dispendios, nada más fácil que satisfacerla, procurándole a diario entretenimientos de su gusto. Pero era tan necesario para ella el estar ocupada con algún placer, que sin esto no era posible verla de buen humor y satisfecha. Aunque me quería mucho y fuese el único (siempre convenía en ello) que podía hacerle gusta: las dulzuras del amor, estaba casi seguro de que su ternura no resistiría ciertos temores. Me hubiera preferido a todo con una fortuna modesta; perc yo no dudaba que me abandonase por un nuevo De B en el momento en que no pudiese ofrecerle más que mi fidelidad.
Resolví, pues, arreglar mis gastos particulares de modo que siempre estuviese en situación de cubrir los suyos, y antes privarme de mil cosas necesarias que ponerle limitación alguna ni en lo superfluo. El coche me asustaba más que nada, porTwents by