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seos, se metió en su gabinete. Momentos después la seguí. La encontré llorando. Preguntéle cuál era la causa de su llanto. "Bien fácil es que lo comprendas me dijo. ¿Cómo quieres que viva, si el verme no puede causarte más que tristeza y dolor? No me has hecho ni una sola caricia desde hace más de una hora que estás aquí, y has recibido las mías con la indiferencia que el Gran Turco en el serrallo." "Escúchame, Manon—respondí besándola—; no puedo ocultarte mi aflicción mortal. No hablo ya de la angustia causada por tu fuga imprevista, ni de tu crueldad al abandonarme sin una palabra de consuelo, después de pasar la noche en otro lecho distinto del mío; el encanto de tu presencia me haría olvidar eso y mucho más. Pero ¿crees que puedo pensar sin suspiros y sin lágrimas—continué vertiendo algunas en la triste y desdichada vida que quieres que pase en esta casa? Dejemos aparte mi nacimiento y mi nombre; no son estas razones tan secundarias las que deben competir con un amor como el mío; pero este mismo amor clama al verse tan mal pagado, o, mejor dicho, maltratado por una ingrata y cruel amante..." Ella me interrumpió diciendo: "No sigas, caballero mío; es inútil que continúes atormentándome con reproches que traspasan mi corazón por venir de ti. Ya comprendo lo que te hiere. Esperaba que consentirías en el proyecto, trazado solamente para rehacer un poco nuestra fortuna, y para no ofender tu delicadeza, comencé a ponerlo en práctica yalty