Página:Prevost - Manon Lescaut (1919).pdf/95

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
93
 

desgraciadamente para él y para mí, se le escapó decirme que Manon también habría podido hacerlas muy lindas en el hospital. A pesar del estremecimiento que me produjo la palabra hospital, tuve aún tranquilidad suficiente para rogarle que se explicara. "¡Naturalmente!—repuso. Hace dos meses que está aprendiendo a ser juiciosa en el Hospital General, y me alegraré mucho que haya aprovechado tanto como vos en San Lázaro." Aun cuando hubiese tenido ante mis ojos la muerte o la cárcel para toda mi vida, no habría podido ser dueño de mí al escuchar aquella terrible noticia. Me arrojé sobre él con tal rabia, que perdí por ello la mitad de mis fuerzas. Tuve la suficiente, sin embargo, para derribarle en tierra y agarrarle por el cuello. A punto estaba de estrangularle cuando el ruido de su caída y algunos gritos agudos, que trabajosamente pudo lanzar, atrajeron al superior y a otros religiosos, que le libraron de mis manos.

Yo misn:c había perdido la fuerza y el aliento.

"¡Dios mío—exclamé, lanzando mil suspiros—.

¡Justicia del cielo! Podré vivir un minuto más después de tal infamia?" Aún quise arrojarme sobre el bárbaro que acababa de asesinarme. Me detuvieron. Mi desesperación, mis gritos y mis lágrimas sobrepujaron a todo lo que puede imaginarse. Hice cosas tan extrañas, que todos los presentes, desconocedores de la causa de ella, se miraban unos a otros con tanto espanto como sorpresaby