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Y la voz quejumbrosa De las gentiles hijas del Océano, Que en su pecho vertia Las infinitas ansias del deseo, Volvió á sonar dulcísima en su oído Para decirle en melodioso idioma: "Despierta Prometeo Que en las lejanas cumbres Un nuevo sol asoma! "
Volvió el Titan á sacudir airado
Sus duros eslabones,
Que al esfuerzo supremo rechinaron;
y las rocas cayeron
Como viejos torreones
Por el rayo de Júpiter heridos,
Y los cuervos hambientos se alejaron
Con lúgubres graznidos.