Página:Psicología, docencia e investigación II.djvu/71

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

suponga una pedagogía que sólo hace entrar al deseo en tanto domesticado por ella. Según Aristóteles el dominio del deseo aseguraría el bienestar y el bien supremo aa felicidad)!’ En 1975, en Ginebra, Lacan dijo: «La política descansa sobre "el hecho de que todo el mundo está muy contento de tener alguien que dice «de frente march» hacia cualquier lado...» .° Evidentemente, Freud parte de otrafundamentación pues su punto de partida es el reconocimiento de la carencia estructural del ser hablante que no permite postular la politica del amo sino, por el contrario, la política del síntoma: para eseencuentro del objeto, encuentro fortuito, azaroso, no hay nada previamente preparado, ni plan adaptativo posible. Hay una ética del psicoanálisisque es el borramiento de todo lo que pertenece al campo del hábito

es que en el intento de «atrapar» un objeto supuestamente satisfactorio, el

«logro» se revela también como fracaso, «no es eso», no hay plena satisfacción. Esta insatisfacción es lo que Freud supo escuchar en el discurso de sus primeras histéricas. La queja histérica está en el origen del psicoanálisis ya que ella implica el «no es eso»; su deseo se sostiene en la insatisfacción mostrando así la esencia misma del deseo y el hecho mismo de que la insatisfacción es un mode de goce. En F1915, durante la Primera Guerra Mundial, Freud escribió su texto Re■exiones sobre la guerra yla muerte donde a■nna que el hombre dela cultura es un hipócrita y esta hipocresía se revela sobre todo en la actitud de nuestros contemporáneos frente a la muerte ya que a ella se la aparta y se la condena al silencio. «La vidase empobreoe, pierde interés, cuando la máxima apuesta en el juego de la vida,'que es la vida misma, no puede aniesgarse»: es asi como Freud criti la ideología de la autoconsewación, de la vida vivida sólo para no morirse. «El hombre de la civilización contemporánea es el que renuncia a su deseo en función de su comcxlidad: a este hombre convencional, «verdadero burócrata de la vida», Freud le aporta la divisa hanseática: «Navigare necesse est, viverenon necesse»(«Navegar es necesario, vivirno lo es»). ‘° Vamos percibiendo así no sólo la distancia de la ética freudiana con la posición de Aristóteles sino también con la posición de Kant. El giro que Kant determinó en la ética tradicional consistió, en uno de sus aspectos esenciales, en la separación efectuada entre el Bien y el bienestar. Si 77 pensar la ética derive en una politica sostenida en el discurso del amo y que