Página:R.E.-Tomo II-Nro.08-Id.05.djvu/12

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Mucho le falta, sí; mas vendrán Huyghens, Descartes, Fresnel y el gran matemático francés Cauchy; y como en astronomía estableció Newton el principio hipotético de la gravitación, establecerán una hipótesis, el éter y su movimiento vibratorio, y con esto será bastante. Acabaron las leyes empíricas; ya solo hay una ley, la del movimiento: la óptica queda absorbida en la mecánica; y todos los hechos conocidos desde la refracción hasta la polarización cromática, desde las interferencias hasta el poder rotativo de algunos cristales, absolutamente todos quedarán explicados por las fórmulas instintivas de Fresnel, ó por el admirable é inmortal análisis de Cauchy.

Más aun: desde el fondo del gabinete, leyendo una ecuación, interpretando fórmulas algebraicas, discutiendo puntos singulares de la superficie de la onda etérea, se adivinarán fenómenos notabilísimos: tal hecho material, visible, debe existir en la naturaleza, dirá la razón, sin haberlo observado jamás, contra la opinión de los físicos, contra la experiencia, que una, y otra, y otra vez lo negará, hasta que al fin la refracción cónica aparece, la ciencia triunfa y la profecía se cumple.

Vemos, pues, en la moderna óptica los mismos caracteres, la misma marcha é idéntica tendencia que en la moderna astronomía: primero, hechos observados y leyes empíricas; después, una sola hipótesis y leyes racionales.

Hé aquí el método racional triunfando del método empírico, aunque sin negarlo ni destruirlo, antes bien apropiándose sus descubrimientos; pero dándoles nueva vida y más alta significación filosófica.

Otro ejemplo más, en el que veremos reproducirse esta misma tendencia á la síntesis del moderno espíritu científico.

La electricidad formaba á principios del siglo un grupo de fenómenos; el magnetismo otro grupo distinto. En ambos existían multitud de leyes todas empíricas, y aunque en los detalles hubieran penetrado las matemáticas, no de otra suerte que en la astronomía y en la óptica penetró la geometría, su influencia era escasa, y secundario su papel. Eran, por decirlo así, pequeños ensayos, esfuerzos parciales del método racional, primer grado del gran proceso.

Mas aparece Ampère, y de un solo golpe, con una sola idea, ó si se quiere, merced á una felicísima hipótesis, pero no arbitraria