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BOLETIN BIBLIOGRÁFICO

semejanza de la verdad increada, los conceptos primordiales, prima intelligibilia, semillas de las ciencias, por los cuales juzgamos de todas las cosas. ¿Con qué razón, pues, se denomina escolástico á un sistema dado, cuando tan divididos andan los escolásticos respecto á la materia sobre que versa?

Los defectos que dejamos notados atañen solamente al método y tecnicismo de la obra. No es del caso juzgar las doctrinas en ella contenidas, ni hay para qué, puesto que nada encierran de original y de nuevo. Únicamente advertiremos que están elegidas con sobriedad y buen gusto. El estilo y lenguaje son asimismo dignos de alabanza. El Sr. Ortí y Lara, aunque escolástico, cuida con singular esmero su forma de expresión, que por lo elegante y castiza, y hasta por el número y dulzura de los períodos, nos trae á la memoria frecuentemente los más bellos y galanos pasajes de nuestros insignes místicos, en cuya lectura se conoce que está muy empapado. Su ejemplo demuestra irrecusablemente que la lengua castellana, sabiendo manejarla, tan dócil y flexible se presta á las abstracciones de la más sutil metafísica, como á los briosos arranques de la oratoria y á los encumbrados vuelos de la poesía. ¡Que no tuviera en esta parte muchos imitadores el Sr. Ortí y Lara!

Roma á la vista. — Con este título acaba de publicar en Valencia el presbítero D. Antonio Gil y Santa Cruz, ex-regente-cura de la Real y parroquial Iglesia de aquella ciudad, una obrita, la cual nos parece digna de llamar la atención del público, pues además de insertar en ella la cronología de los acontecimientos más importantes de la historia de Roma, la de sus Emperadores y Pontífices, y las de los pintores, escultores y arquitectos más célebres del mundo, y de dar una noticia de su anterior y actual topografía, describe minuciosa y metódicamente cuantos edificios y monumentos antiguos y modernos encierra esa metrópoli del catolicismo, sin excluir sus principales funciones religiosas y sagradas reliquias que en ella se conservan, sus obeliscos, sus columnas, sus castillos, puentes, termas, acueductos, fuentes, jardines, paseos, museos, galerías, esculturas, y cuantas cosas son dignas de especial mención, colocando en sus respectivos lugares las notas convenientes para la inteligencia del lector.

Son curiosos los datos que suministra para hacer un viaje á aquella ciudad, rápido, cómodo y económico á la vez, puesto que incluye una escala de itinerarios con el coste de los ferro-carriles, vapores, fondas, cafés, nombres de las comidas italianas, tal como debe pronunciarlas el español que ignore dicho idioma; palabras que, tanto en francés como en italiano, puede dirigir á los cocheros ó conductores para que le lleven al punto que se designe; valor de la moneda francesa é italiana comparada con la nuestra, utilidad de su cambio en billetes ó papel moneda, modo de conocer los legítimos y los falsos; pesas y medidas, y en suma, todo cuanto pueda serle necesario á una persona en un país extranjero cuyo idioma ignora.