entónces; tiene puertecilla de madera, cerrada con llave. Va el cauce por profundo barranco, y los tajados peñascales de pizarra arcillosa de color rojizo, ostentan á trechos tal cual mata de pita, cuyo gallardo pitón adornan graciosas flores amarillas alternadas, y espesas matas de pencas, que en verano dan sabrosísimos higos chumbos.
Nada altera el silencio de aquel desierto lugar, salvo el apagado murmullo del hilo de agua, que, en invierno y primavera, corre de poza en poza, después del torrente, que de las alturas de tierra adentro, cae cuando llueve. En verano, sólo se ve tal cual pocita ó pequeño remanso de agua, miéntras ésta se sume y corre bajo la arena.
La llave del venero ó Mina, que así se llama hoy dia, estaba en casa de los Beni-Lope, á quien pertenecía todo aquel terreno, como al presente se halla en poder de la familia de Tellez, por igual razon.
Ahora bien, cuando ya habia resuelto Juan de Silvela llamar á Moraima, para que le ayudara á ponerse las armas, llegó el esclavo de una casa inmediata, con un borriquillo moruno, que llevaba en las aguaderas cuatro cántaros, á pedir le permitiesen tomar agua de la Mina, que no sólo es excelente, como potable, pero tiene segun aseguran, muy buenas virtudes para remediar varios padecimientos.
Generosos y amigos de servir á todo el mundo, han sido siempre los moradores de la costa de Málaga, y Moraima sabia que su hermano Yusef otorgaba de grado á todos la peticion del esclavo. Pero más de una vez habia sucedido, que, por descuido y aun mala voluntad, llegaran los esclavos de otras casas á enturbiar el manantial, de suerte, que era necesario dejar después bastantes horas, para que el agua recobrase la limpidez que antes tenía.
Juan de Silvela, viendo la perplejidad de Moraima, se ofreció á acompañar al esclavo, para que no hiciese más, sino llenar los cántaros y cerrar de nuevo; pero si la bajada, aunque por extremo pendiente, era fácil, no así la subida; y Moraima se negó desde luego á que el Cristiano fuese á la Mina, con el calor que hacía.