Sonó en esto el tambor y luego el pito,
y todos los oyentes de la anciana
echaron á correr, creció el bullicio,
y á bailar se pusieron las muchachas
y todo fué alegría y regocijo.
Según cuentan, de la fiesta aquella
nacieron esperanzas, y amoríos,
y más tarde se hicieron casamientos
y... algún tiempo después hubo bautizos;
porque la historia de la raza humana
ha sido, es y será siempre lo mismo.
¿Y á Raquel, la olvidaron los labriegos?
Los desgraciados, no; nunca el olvido
en su pecho creció, la recordaban
cuando se hallaban sin tener abrigo,
cuando las nieves del helado invierno
les dejaban sin techo y sin asilo.
Los más afortunados olvidaron
aquella niña de dorados rizos,
de una alma tierna, cariñosa y pura,
de un corazón amante y compasivo.
Como podían muy bien vivir sin ella,
¡Á qué la habían de guardar cariño!
En un lindo gabinete
con buen gusto decorado,
junto á una mesa sentado
un hombre joven está.
Arrugas tiene su frente,
sus ojos tristes destellos,
hebras blancas sus cabellos,
¿qué misterio guardará?
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Ramos de violetas