muchos prisioneros, á que hacían triste y funesta compañía como despojo señalado algunos de sus caciques y principales, que sirvieron de rehenes al efecto de la entrega de los pueblos vencidos.
Bien acaso y por no imaginado accidente me ofreció la suerte esta noticia entre un descarte de papeles de mis mayores, sacando algunos para aderezo y aliño de un instrumento músico, y al irlos dando al artífice recorría si acaso podían ser de alguna utilidad ó podían pasar al efecto de encostillar y fortalecer el arpa, y en un legajo de muy antigua escritura y de marchita y deslustrada tez ví que en el rostro superficial del cuaderno decía: «Anotaciones á la conquista de Sacattepeques,» y en lo narrado la sustancia de lo que llevo referido, con lo que se dirá adelante acerca desta misma guerra. Y me es necesario especificar, que me acuerdo de que entre los sujetos que en esta primera conquista y campaña deste país estuvieron, era un fulano Vazquez y otro Guelamo, y el tercero de quien tengo memoria Hernán Carrillo; mas de los otros que fueron enviados por el Teniente general y de los que después en el socorro envió D. Pedro de Alvarado no he podido hacer memoria, porque en mi más floreciente edad este papel, con otros bien curiosos, presté á el Presentado Fr. José de Lara, religioso dominico amigo mío, que habiendo muerto en el convento de Santa Cruz del Quiche, jamás pude con el Prior de aquella casa Fr. Bartolomé de Galdona conseguir el que se me volviesen. Con que, habiendo esto más de diez y siete años, no es fácil en potencia tan frágil hallar tan puntual la retentiva de los sujetos, que no sea con escrúpulo de descaminar los méritos de aquellos que á esfuerzos de su espíritu y tesón de sus fatigas supieron conseguirlos: llegando estas conquistas á tiempo, que ya los indios vivian enfadados y desesperados de la abominación de sus torpes dioses, tratando de buscar otros; pero sin embargo del rendimiento estos pueblos dominados dieron después mucho que hacer y que trabajar á los nuestros, como se dirá adelante.