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Collado Viejo, 18 de julio.

¡Ay, Garrido, Garrido, Garrido! Estoy a punto de morirme de tedio, de aburrimiento y de calor.

La vía progresa, y mi desesperación progresa también. Ambas tendrán el mismo término: Madrid; que cuando los raiis entren en la estación de Atocha, mi alma saldrá de esta congojosa atmósfera de monotonía.

Estamos terminando el puente de Valdeorros, que tendrá tres tramos; después haremos el túnel de Balsalobre, el cual no nos costará gran trabajo" porque debe practicarse en una montaña de arena.

Con mi bastón ferrado me comprometo a atravesarla. Acabada esta obra, o sea a principios de agosto, seré contigo en el paraíso; es decir, en Villar Don Lucas.

No creas que paraíso significa en mi idioma lo que en el de los católicos, ni menos aún en el de los mahometanos. Significa un lugar algo mejor que este misero caserío, donde no hay otra vegetación que un tiesto de hierbaluisa que tiene en su ventana la vieja que me hospeda; ni otra conversación que la de su marido, antiguo soldado lleno de herrumbre como el fusil que guarda en su cuarto; ni más sociedad que la de mis operarios, que ahora, ¡ahora!, empiezan a hablar.

Haz presente mis recuerdos a Narcisa. Dices que se ha puesto morena. Mejor. ¡Poquito que me gustan a mí las caras de mulata!

BINE I 1HGRAINA