Página:Relaciones contemporáneas - Ortega Munilla (1919).pdf/87

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
81
 

¡Oh fortuna!—decía colocándose sobre la sien derecha el sombrero y señalando con una expresiva sonrisa al novio el autor dramático Comellas, que jamás pudo ver una obra suya en escena—..

¡Oh fortuna, amante de los necios!

Era, a pesar de su frase, poco caritativa para Jerónimo Cándido, amigo de él, y aun dicen gentes enteradas que el cafetero le abrió alguna vez su gaveta. Comellas era de edad provecta; pero su rostro moreno, feo, Bortuoso y lleno de arrugas, carecía de toda severidad y alejaba la idea del respeto. Un cierto reflejo obscuro que la luz producía al encontrarse con el brillo untuoso de aquel rostro, causaba impresión de asco y alejaba de él.

Los convidados pasaban de veinte, y todos atravesaron el café y ascendieron la escalera de caracol de los billares, para llegar a un salón donde iba a servírseles un almuerzo. Pudo verse, al ascender el cortejo por la estrecha escalera, en laque iban de uno en uno, toda la variedad con que el mal gusto adorna a las mujeres de ciertas clases sociales. ¡Qué vestidos amaranto, qué lazoscomo mariposas, qué fichús de tul, con pretensiones de españoletas de Cluny; qué guantes de color de caña, y qué sombrillas moradas y verdes,sin mentar la colección de abanicos que en toda femenina mano se ostentaban con sus toreros amarillos pintados en el paisaje!... Luego subieron los señores, y aquella espiral de la escalera se quedó silenciosa y solitaria, mientras en las salas de los billarestemblaba el pavimento bajo el peso de la comitiva.

RELACIONES.

6