Página:Relaciones contemporáneas - Ortega Munilla (1919).pdf/96

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
90
 

aterciopelada hacía nacer en los ojos el ansia de examinar más de cerca aquella superficie facial que se apoderaba de la claridad. Debía de ser la suavidad misma con una transparencia que permitía a las venillas azules serpeantes jugar con la luz.

Bajo un pañolillo de lana de feísimos cuadros rojos y blancos, con que solía cubrirs9 Leonarda, iba rápidamente aumentando la curva de su línea el antes recto y delgado seno. Las dos curvas del seno son las dos alas del pudor plegadas.

Ella, la pobre, deseaba un vestido de percal nuevo, unas botas imperiales y un corsé que encerrase la desbordante riqueza de su cuerpo. ¡Un corsé! Costaba el más barato treinta reales, y muchas veces, al pasar por la calle de Barrio Nuevo, se había detenido en el escaparate del Corsé Nupcial, para contemplar aquella muñeca de cartón que llevaba su cuerpo de seirín y encañadura dentro del precioso estuche de raso y ballenas.

Pero para Leonarda no había corsé posible. Sus tíos no ganaban lo bastante para tales lujos. Por otra parte, aunque hubiesen nadado en la abundancia, y aun cuando realmente querían a Leonarda, lo cierto es que no podían apartar de sí los viejos un vago sentimiento de egoísmo. Ella había querido muchas veces ponerse a servir. ¿Qué otro porvenir le estaba reservado? Llevar chiquillos al Prado y jugar al corro con ellos alrededor de la luz de un farol.

Su tío Ernesto había prometido buscarle una