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Acta Apostolicae Sedis - Comentario Oficial

No obstante, aunque los alumnos de nuestros Seminarios, instruidos como están a lo largo de sus estudios sobre los errores de los innovadores (algo de lo que ciertamente tenemos que felicitarnos), pueden fácilmente discernir y rechazar los argumentos engañosos, no están, al menos de ordinario, tan dotados de doctrina como para poder dar una opinión firme en cuestiones y costumbres orientales, o de los legítimos ritos utilizados por ellos, y merecedores de ser conservados religiosamente dentro de la unidad católica. Cuestiones todas estas que requieren un particular y diligente estudio.

Por tanto, no debiéndose descuidar nada que pueda ayudar el ansiado retorno de tan gran parte del rebaño de Cristo a la unión con su verdadera Iglesia, o favorecer una mayor caridad hacia quienes, diferentes en los ritos, sin embargo se adhieren íntimamente con la mente y con el corazón de la Iglesia Romana y del Vicario de Cristo, os exhortamos, e imploramos a cada uno de vosotros, Venerables Hermanos, que escojáis al menos a uno de vuestros sacerdotes, que, bien instruido en materias orientales, pueda instruir en ellas a los alumnos del seminario. Sabemos muy bien que son las Universidades católicas a quien le correspondería la erección de una Facultad específica de Estudios Orientales; y nos felicitamos sinceramente que esto ya se haya comenzado a hacer, con nuestro propio consejo y ayuda, en París, Lovaina y Lille; también nos alegramos de que en varios otros centros de estudio, incluso a expensas del Estado, y con el consentimiento y la exhortación de los obispos, se hayan fundado recientemente cátedras de estas disciplinas orientales. Pero no será difícil preparar, para cada seminario teológico, algún profesor que, junto con su propia asignatura, ya sea historia o liturgia o derecho canónico, pueda explicar al menos algunos de los elementos de los estudios orientales. De este modo, al dirigir la mente y el corazón de los alumnos a las tradiciones y ritos de los orientales, se obtendrá necesariamente un no pequeño provecho, no sólo para los orientales, sino también para los propios alumnos que, como es natural, se beneficiarán con ello de un conocimiento más profundo de la teología católica y de la disciplina latina, y juntos concebirán un amor más vivo por la verdadera Esposa de Cristo,